domingo, 2 de junio de 2013

La medicina y la pérdida del idioma



 
La función lingüística se está atrofiando porque los médicos solo se guían por los exámenes clínicos que nos practican.

¿Para qué sirve nuestra función comunicativa, esa con la que podemos decir y entender lo que nos dicen?

Según creo, y lo expongo acá para que usted me diga si estoy muy equivocado,  nuestra función comunicativa existe porque somos animales gregarios, muy vulnerables, al punto de que no podemos vivir solos, aislados, como se proponía en aquella fantástica ficción titulada Robinson Crusoe, escrita por Daniel Defoe, publicada en 1719.

En muchos artículos digo que nuestra única misión (1) es conservar la especie, es decir que lo único que tenemos para hacer es cuidarnos como individuos y reproducirnos para que al fallecer nos sobreviva alguien que hemos gestado (hijo).

El idioma entonces es una herramienta esencial para poder comunicarnos con los demás seres humanos con quienes formamos grupos para protegernos mutuamente y poder así cumplir nuestra única misión.

Si bien tenemos un cuerpo apto para desarrollar la destreza de comunicarnos con otros usando el lenguaje, este desarrollo puede ser suficiente, insuficiente y hasta eventualmente atrofiado por algún factor del que ahora les diré algo.

En la mayoría de las comunidades suele pensarse que la medicina es lo único que necesitamos para cumplir nuestra única misión de conservarnos como individuos y también como especie.

Muchas de nuestras comunidades poseen una cultura medicalizada, empezando por la norteamericana y siguiendo por todas las que creen que esa cultura es un modelo a seguir.

Quienes creen que nuestra única misión, (conservarnos como individuos y como especie), está en manos de la medicina, entonces podemos dejar que nuestra función comunicativa se atrofie porque los médicos casi no escuchan y lo poco que escuchan no lo creen pues solo se guían por los exámenes clínicos que nos practican.

 
(Este es el Artículo Nº 1.903)

La rentabilidad social y la rentabilidad económica

 
Los pobres patológicos tratan de saber más de aquello que les reporta rentabilidad social aunque desfavorezcan la rentabilidad económica.

Este blog contiene artículos referidos al concepto «pobreza patológica», el que brevemente refiere a todas aquellas escaseces materiales que infructuosamente quieren ser revertidas por quienes las padecen.

Este artículo contiene la hipótesis 1.873 que les propongo desde que empecé a publicar propuestas de corte psicoanalítico.

El núcleo de la idea refiere a nuestro instinto gregario, la participación social, las matemáticas y la espiritualidad.

Todos necesitamos ser amados, ser aceptados y ser integrados al colectivo. Esta necesidad deriva del instinto gregario.

Para percibir esa integración es preciso que podamos participar en los aspectos sociales de nuestra comunidad, desde las más amplias y numerosas como son las actividades políticas, a las más reducidas e íntimas como son los vínculos familiares.

Necesitamos comunicarnos, verbalmente y por escrito; para eso necesitamos disponer de la competencia lingüística y también tener algunos conocimientos básicos que nos permitan saber de qué se está hablando.

Si queremos participar en las interacciones sociales mediante los mencionados recursos de comunicación (lenguaje, cultura, conocimientos), notaremos que en algunos temas tenemos mayor participación que en otros. Cuando se habla de ciertos temas podemos hacer nuestro aporte valioso y cuando se habla de otros temas NO podemos hacer nuestro aporte valioso.

Podría afirmar categóricamente que una enorme mayoría de personas no se siente competente para hablar de temas en los que la opinión personal tenga poca importancia.

Queriéndolo o no, los pobres patológicos tratarán de saber más de aquello que les reporta mayor rentabilidad social aunque sea en desmedro de la rentabilidad económica.

La inmensa mayoría busca especializarse en temas en los que cualquier opinión sea válida (política, deportes, moral, espiritualidad) y abandona aquellos que exigen el conocimiento de datos precisos (matemáticas, ciencia, historia).

(Este es el Artículo Nº 1.873)