sábado, 3 de septiembre de 2011

Un prejuicio lingüístico

Apartándonos de la racionalidad positivista, es posible encontrar un cierto condicionamiento lingüístico para sostener la hipótesis (prejuiciosa) de que la pobreza está generada por la pereza de los pobres.


Copio y pego dos definiciones del Diccionario de la Real Academia Española:

Pereza.

1. f. Negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados.
2. f. Flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos.

Pobreza.

1. f. Cualidad de pobre.
2. f. Falta, escasez.
3. f. Dejación voluntaria de todo lo que se posee, y de todo lo que el amor propio puede juzgar necesario, de la cual hacen voto público los religiosos el día de su profesión.
4. f. Escaso haber de la gente pobre.
5. f. Falta de magnanimidad, de gallardía, de nobleza del ánimo.

De estas dos definiciones quiero compartir con ustedes unas hipótesis a pesar de que no son ni racionales ni empíricas, es decir, no pueden ser aceptadas por quienes rechazan todo lo que no sean positivismo, o sea, el sistema filosófico que admite únicamente el método experimental.

De las dos definiciones copiadas y pegadas más arriba, comparo solamente las acepciones afines (en letras rojas).

— Una primera idea es que la palabra «pobreza» contiene todas las letras necesarias para formar la palabra «pereza».

— Una segunda idea es que las definiciones de una y otra, si bien no son sinónimas en sentido estricto, sí los son en sentido relativo (negligencia, flojedad, falta de magnanimidad)

— Una tercera idea es que existe el prejuicio según el cual la pobreza es provocada por la pereza. En otras palabras: los pobres son pobres porque son perezosos (haraganes).

En suma: A las miles de causas que quizá provoquen la pobreza, podemos agregarle que el idioma español predispone cierto condicionamiento a ratificar el prejuicio de que los pobres son perezosos.

Artículo vinculado:

La lucha pasiva
La pereza de los perfeccionistas

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