Propongo una hipótesis según la cual, la pobreza está
fuertemente vinculada a la pérdida de realidad, al excesivo idealismo y a la
delirante espiritualidad.
Imaginemos un gran palacio, rodeado de muros
muy elevados, como los que tienen las cárceles, pero destinados a que nadie
entre, en vez de estar destinados, como en las cárceles, a evitar que alguien
salga.
De más está decir que esta situación ocurre
así porque dentro del palacio todos viven mejor que afuera de los muros,
mientras que dentro de la cárcel todos viven peor que adentro de los muros.
Uno de los sentimientos que impulsa ingresar o
egresar, según los casos mencionados, es la envidia. Los que están afuera del
palacio envidian a los que están adentro y quieren entrar, mientras que los que
están adentro de la cárcel envidian a los que están afuera y quiere fugarse.
Como toda regla general, existen excepciones:
algunos que lograron ser aceptados para vivir en el palacio finalmente
desistieron y prefirieron volver a vivir con el pueblo, así como algunos que
lograron pagar la deuda con la sociedad y fueron aceptados por esta en calidad
de ex-convictos, luego reincidieron en la actividad delictiva e ingresaron
nuevamente a la cárcel.
Si logramos comunicarnos en este planteo, casi
gráfico, del palacio y la cárcel, pasaré a compartir un comentario para que
usted lo juzgue con su criterio personal.
En el palacio vive un rey con su corte,
compuesta por familiares, colaboradores, auxiliares, artistas, asesores y algunos
inútiles pero simpáticos.
Todo lo que concierna al rey merece el nombre
de «realeza» y decimos
que algo es «real» cuando proviene del rey.
«Realeza» y
«realidad» significan cosas muy similares. Quizá, en su origen, los
hispanoparlantes quisieron creer que las ideas del rey siempre eran buenas
porque estaban inspiradas en la realidad.
Es posible
pensar que en ese mundo inconsciente que nos gobierna, tan determinado por
fenómenos lingüísticos, (como son el significado de las palabras, pero también
por su etimología y hasta por las proximidades fonéticas), hayamos intuidos que
la riqueza, el confort, el bienestar, la calidad de vida, están del lado de la
realidad, mientras que la pobreza, la incomodidad y demás inconvenientes
derivados de la escasez de recursos materiales, están fuera del castillo,
alejados de la realeza y de la realidad.
En suma: es probable que la pobreza sea un fenómeno
vinculado con el idealismo, con el alejamiento de la realidad material.
Es probable
también, que los clérigos de más alto rango se alojen dentro del palacio porque
a esa investidura la lograron asumiendo más realismo que los sacerdotes más
idealistas.
(Este es el Artículo Nº 2.127)
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