Si «poseer» significa «tener relación carnal con otro», entonces las relaciones sexuales no existen pues tampoco existe tal posesión.
Analicemos brevemente qué nos dice «el libro amigo», «la biblia
pagana», el Diccionario de la Real Academia Española, de una palabrita que con
aparente ingenuidad participa en nuestra Única Misión (conservar la especie)
(1). Me refiero al verbo «poseer» (2):
poseer.
(Del lat. possidēre).
1. tr. Dicho de una persona: Tener en su poder algo.
2. tr. Saber suficientemente algo, como una doctrina, un idioma, etc.
3. tr. Dicho de una
persona: Tener relación carnal con otra.
4. tr. Der. Tener una cosa o ejercer una facultad
con independencia de que se tenga o no derecho a ella.
5. prnl. Dicho de una
persona: Dominarse a sí misma, refrenar sus ímpetus y pasiones.
Observemos
las acepciones 3 y 5, resaltadas en color amarillo.
Utilizándolas en un único pensamiento, podemos
decir que «X se posee y
posee a su cónyuge», para expresar que «X» domina sus impulsos y tiene
relaciones sexuales con su cónyuge.
En resumen:
«X» es alguien que posee, tiene y domina.
El sentido
común nos lleva a pensar que donde hay un poseedor existe algo poseído. Si
llevamos esta idea a un vínculo de pareja, uno posee y el otro es poseído.
¿Cómo se
definen esos roles?
Jacques
Lacan (3) decía que «la relación sexual no existe» porque cada uno está
imaginando al otro de tal forma que cuando A hace el amor con B lo que
realmente ocurre es que A está haciendo el amor con quien cree que es B,
mientras que B está haciendo el amor con quien cree que es A.
Pero
también podríamos argumentar que la inexistencia de la relación sexual obedece
a que los intentos de poseer al otro nunca se concretan realmente.
(Este es el Artículo Nº 1.774)
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