El lenguaje
popular sugiere que las mujeres hinchan
los huevos para generar esperma y rompen
los huevos para utilizarlo.
Un psicoanalista solo escucha y a veces hace alguna pregunta en un momento
que para él es oportuno. A veces también interrumpe la sesión en un momento que
para él es oportuno.
Un psicoterapeuta dialoga con su paciente. Hasta cierto punto «discute»,
«polemiza», «interpela» el pensamiento del consultante, de una manera similar a
como lo propuso Sócrates.
Sócrates era hijo de una partera (comadrona, persona que colabora con la
parturienta) y, según cuentan inventó la «mayéutica» que es justamente el arte
de orientar para que cada uno encuentre su verdad.
En este caso, los psicoterapeutas intentan extraer del paciente la
verdad que ellos llevan dentro (como si estuvieran embarazados de una verdad) y
lo ayudan, como una partera, para que esa verdad aflore y aporte salud psíquica
a quien padece mientras no conoce esa verdad personal.
Los psicoanalistas solo escuchan y yo creo ser psicoanalista porque
escucho lo que dice la sociedad, las costumbres, los refranes, las tradiciones,
el lenguaje popular.
Es este lenguaje el que utiliza dos expresiones muy especiales. Una es
«hincha huevos» y la otra es «rompe huevos».
Huevos son los testículos, glándulas que producen la simiente masculina
capaz de fecundar el óvulo de una mujer.
Según creo la novia llega tarde a su casamiento para irritar, molestar,
excitar al novio, logrando de esta manera que en la noche de bodas él esté muy
deseoso de penetrarla y entregarle una abundante cantidad de semen.
A partir de esta suposición es posible pensar que las mujeres «hinchan
los huevos» (incitando, irritando, provocando) cuando excitan (instintivamente,
inconscientemente) al marido estimulándole la producción de esperma (que hincha
los testículos), y luego «rompen los huevos» para utilizar (recibir) el semen
acumulado.
(Este es el Artículo Nº 1.785)
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