Si no fuera por la muerte que nos «bloquea» vivir eternamente, dejaríamos todo para mañana, es decir, nunca.
Estados Unidos y Cuba se
llevan como perro y gato, pero geográficamente están muy cerca. Desde que en
Cuba se instaló el gobierno de Fidel Castro, Estados Unidos se enojó y prohíbe
a sus ciudadanos que comercien con los isleños.
Uno tiene nombre masculino
(los Estados Unidos) y el país isleño tiene nombre femenino (Cuba).
Uno es grande y poderoso y la
otra es pequeña y débil, pero se hace respetar.
¿Saben cómo son los símbolos
patrios de uno y otra? La bandera de él es blanca, azul y roja con una cantidad
de estrellitas; la bandera de ella también es blanca, azul y roja, pero tiene
una sola estrellita.
Si no fuera porque la
institución matrimonial connota sumisión, violencia doméstica e infidelidades,
podría decir que uno y otra lucen como marido y mujer: se parecen, están cerca,
se pelean, tienen rasgos en común (las banderas), hablan idiomas diferentes
(inglés y español), se necesitan aunque les cuesta reconocerlo.
¿Qué sería del gran ejército
norteamericano si no existiera la amenaza constante de esa isla que hace
alianzas con cuanto enemigo de Estados Unidos pueda existir?
¿Qué sería de la tiranía
castrista si no estuviera justificada para mantener al pueblo unido y militante
contra el mega-enemigo norteamericano que deben enfrentar?
¿Qué sería de la ineficacia
económica comunista del régimen cubano si no fuera por el bloqueo comercial
impuesto por Estados Unidos que se lleva todas las culpas de que el pueblo viva
con indignas privaciones?
Pero no nos vayamos tan lejos.
¿Qué sería de usted y de mí si
no fuera por la muerte que nos «bloquea» vivir eternamente y que nos apura
para no dejar todo para mañana, es decir, nunca?
(Este es el Artículo Nº 1.976)
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