Existe la posibilidad de
que algunos casos de violencia doméstica sean en realidad intentos
reproductivos frustrados, en los que ella quiso excitarlo sexualmente
hostigándolo, sin imaginarse que él se enfurecería y la atacaría
destructivamente.
En otro artículo (1), y mediante un
rodeo racional, llegué a la conclusión de que el género no marcado masculino, propio de nuestro
idioma, no podría ser femenino como ellas reclaman.
Para hacerlo más claro: el idioma indica que en un grupo de
niños de ambos sexos, deberá decirse los
niños, inclusive en el caso de que sean 99 niñas y un solo niño. Por
supuesto, ellas pretenden que la situación sea la inversa, o, en todo caso, que
el género esté determinado por la prevalencia, es decir, si en 100 niños, 51
son niñas, entonces que fuera correcto decir genéricamente las niñas.
La explicación expuesta en ese artículo, (cuya lectura me
permito sugerir, tan solo siguiendo el link que se entrega al final de este
artículo), hacía referencia a que el género
no marcado es masculino para que las mujeres se molesten, protesten, les
reclamen a los hombres, estos se exciten sexualmente, tengan sexo con ellas
para apaciguarlas, y así terminemos gestando nuevos ejemplares que aseguren la
conservación de la especie.
Reforzaba este argumento diciendo que si el género no
marcado fuera el femenino y quienes se molestaran fueran los varones, la
reivindicación no daría lugar a relaciones sexuales reproductivas sino a
reclamos violentos, destructivos, atentatorios contra la conservación de la
especie.
En los hechos, —y este es el núcleo del presente artículo—,
no siempre que las mujeres irritan a los varones con sus reclamaciones obtienen
un apaciguamiento amoroso, fecundador.
Efectivamente, puede ocurrir que un varón se sienta acosado
y, en vez de tratar de apaciguar a la mujer haciéndole el amor de forma reproductiva,
opte por atacarla, con violencia física o psicológica, destructiva, hiriente,
desmesuradamente agresiva, buscando matar a la mujer que protesta porque se
siente poco querida en una sociedad donde el
género no marcado es masculino.
En conclusión: existe
la posibilidad de que algunos casos de violencia doméstica sean en realidad
intentos reproductivos frustrados, en los que ella quiso excitarlo sexualmente
hostigándolo, sin imaginarse que él se enfurecería y la atacaría
destructivamente.
(Este es el Artículo Nº 2.168)
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