viernes, 1 de junio de 2012

La atracción sexual reproductiva



Se dice que entre un hombre y una mujer «hay química» cuando el atractivo sexual es tan especial que no pueden describirlo con palabras.

Apelando a las comparaciones y metáforas, podríamos decir que el animal humano se «viste» con la cultura.

La cultura es el «ropaje» que la sociedad nos calza desde el nacimiento.

Son parte de la cultura:

— vivir en casas y no en cuevas o a cielo abierto;
— comer alimentos cocinados;
— la prohibición del incesto;
— comunicarnos mediante el uso de un cierto idioma;
— comer utilizando cubiertos;
— sentarnos y acostarnos sobre muebles, tapices o almohadones;
— practicar ritos de creencias religiosas;  
— etc.

Este «ropaje» es permanente y lo sentimos tan in-corporado (puesto en el cuerpo), que nos cuesta discernir cuáles son nuestros instintos y cuáles son nuestras costumbres, pues las cumplimos casi de la misma forma.

En la opción de apelar a las comparaciones y metáforas, podríamos decir que la neurosis no es más que una inadecuación entre la vestimenta (cultura) y el cuerpo (conjunto de instintos). La incomodidad que nos produce equivaldría metafóricamente a zapatos pequeños, a mangas que obstaculizan los movimientos, talle que comprime el cuerpo.

Por supuesto que yo no sé cómo es vivir sin cultura (metafóricamente, desnudo), pero haciendo cálculos con la lógica psicoanalítica, puedo ofrecerles una hipótesis solo para que cada lector vea si está de acuerdo y qué agregados personales puede aportar.

Cuando decimos que entre dos personas de distinto sexo «hay química» o que se sienten atraídos por una «cuestión de piel», queremos decir que el instinto de ella encuentra en él a un hombre con la dotación genética adecuada para gestarle hijos sanos (1).

Esta pareja sentirá deseos de «hacer el amor» con frecuencia desacostumbrada, la intensidad de cada encuentro los dejará perplejos a ambos y tendrán dificultades para explicar qué les ocurre.

     
(Este es el Artículo Nº 1.570)

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