Los individuos o empresas mejor posicionados en el mercado son considerados «buenos padres (o madres) de familia». Este dato es fundamental.
Para el diccionario de nuestra
lengua, la palabra «cliente» significa lo que todos sabemos:
«Persona que utiliza con asiduidad los servicios de
un profesional o empresa»,
pero también significa lo que
pocos sabemos:
«Persona que está bajo la
protección o tutela de otra».
Esta segunda acepción tuve que
aprenderla cuando estudié psicología, porque nunca falta algún capitalista
radical que a los pacientes los denomina «cliente», para asegurarse de que los
anti-capitalistas (de los cuales están llenas todas las universidades), pondrán
el grito en el cielo.
Fue entonces que tuve que
reconocer que los capitalistas tenían tanta razón como los socialistas, coincidencia
esta que mantengo en absoluta reserva para que uno y otro bando no se traben en
lucha y yo quede en el medio para pagar los platos rotos.
A partir de esa definición de «paciente-cliente»
creo que es posible entender que consiguen trabajo aquellas personas que
podrían ser «buenos padres de familia».
Este concepto de «buen padre de familia» tiene siglos de antigüedad y
continúa vigente a pesar de que hoy debería decir «buen padre o buena madre de
familia».
Se lo encuentra presente en los estudios referidos al derecho civil
sobre contratos y obligaciones.
A la hora de determinar las causas, responsabilidades y culpas en los
incumplimientos de los contratos, están previstos varios criterios para juzgar
si el incumplidor actuó como «un buen padre de familia» o pecó de negligente,
descuidado, omiso, irresponsable.
De hecho existe un contrato generalmente verbal entre un
cliente-paciente y un proveedor de bienes o servicios.
Los individuos o empresas mejor posicionados en el mercado lo son porque
están considerados «buenos padres (o madres) de familia». Por lo tanto, es dato
es clave.
(Este es el Artículo Nº 1.843)
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