viernes, 4 de octubre de 2013

Así también fuimos educados



 
Este artículo recuerda algunas enseñanzas que todos recibimos en la etapa escolar y que no figuran en los programas.

¿En qué consiste nuestra primera enseñanza, aquella que nos dieron cuando éramos pequeños, más ingenuos, inquietos, curiosos?

En general pensamos que durante aquellos seis o siete años nos informaron sobre idioma, matemática, historia, geografía y algunos otros temas.

Por lo tanto, de eso no corresponde decir nada porque es lo que seguramente todos conocemos.

Trataré de recordar otras enseñanzas que no figuraron de forma más explícita.

Por ejemplo, nos enseñaron a vivir durante algunas horas en un régimen piramidal, donde había directores, subdirectores, secretarios, psicólogos, maestros, auxiliares, cuidadores, porteros, reparadores de lo que suele estropearse (pintura, muebles, mampostería, vidrios, electricidad, sanitarios).

En ese ámbito aprendimos quién manda más, quién obedece más y todos los grados intermedios. Según la organización de nuestro colegio, en muchos casos aprendimos que los alumnos son quienes tienen menos poder, pero en otros, los alumnos pueden detentar un poder despótico, que hace temblar hasta las más altas jerarquías porque cualquier malestar del estudiantado se castiga severamente.

Indirectamente aprendimos algunas nociones de puntualidad, administración del tiempo, cronología en el avance de los temas enseñados, ordenamiento progresivo en dificultad.

También aprendimos algo que luego podremos aplicar en otros lugares de estudio, de trabajo y hasta de reclusión penitenciaria: existen horas de encierro, de trabajo, de privaciones, que se alternan con momentos de recreo, de esparcimiento, de distracción.

Muy probablemente tuvimos prácticas de bullying (como víctimas o como victimarios) y nociones teórico-prácticas sobre la Ley del silencio (omertà), esa norma propia de la mafia siciliana y que aplica terribles penas a quienes denuncian delitos, irregularidades, travesuras.

Saldremos de la escuela sabiendo que los más fuertes, carismáticos y crueles gobiernan, con desconsiderado despotismo, a los débiles, aburridos, piadosos.

Así fuimos educados.

(Este es el Artículo Nº 2.039)

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