martes, 7 de junio de 2011

El lenguaje nos confunde

Si vamos al significado real de los vocablos, queremos ser gobernados por los ciudadanos más antipáticos.

En realidad no es tan grande la importancia del diccionario en nuestras vidas.

Seguramente hay y habrá muchas personas que sean buenos ciudadanos (consigo mismos y con los demás) que jamás han consultado este libro.

Lo que necesitamos es entendernos con los demás, ya sea hablando o por escrito.

Mi insistencia en comentar con ustedes alguna consulta concreta obedece a que, según creo, el idioma no es muy confiable en el fenómeno de la comunicación.

Es posible mantener vínculos muy prolongados en el tiempo, basados en un desentendimiento favorable o, viceversa, podemos ser dos gotas de agua con nuestro principal enemigo pero siempre estuvimos interpretando que su discurso era condenable.

Voy al punto que mereció este prólogo.

Todos decimos que deberían gobernarnos «los mejores» para significar de esta forma que nuestros gobernantes deberían ser gente honesta, inteligente, informada, con poder de decisión, un poco audaces pero no temerarios y varias otras cualidades por el estilo.

Cuando pensamos en ese líder, simplificamos la definición diciendo que lo apoyamos porque «es el mejor».

También decimos que para ser una buena persona, debe tener «nobleza», entendiendo por tal su sinceridad, que no priorice sus intereses personales por sobre los intereses colectivos, que a lo largo del tiempo tenga una conducta y coherencia ejemplares.

Con estos conceptos tan claros, terminantes y nítidos salimos a buscar a nuestro líder para que maneje los destinos de nuestro pueblo y cuando queremos acordar nos encontramos con que nuestro propio idioma nos informa que lo que deseamos realmente es instaurar una aristocracia, queremos ser gobernados por un aristócrata, queremos ser gobernados por la nobleza.

Sin embargo, algo o alguien hicieron que los aristócratas y los nobles merecieran nuestro más profundo desprecio.

Artículo vinculado:

Lo bueno y lo malo de la aristocracia

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