sábado, 3 de diciembre de 2011

Lo que otros afirman que me conviene

Puede ocurrirnos que algo indiferente se convierta en importantísimo por la opinión de terceras personas que influyen sobre nuestra capacidad crítica.

En Uruguay tenemos un conjunto musical que se llama «No te va a gustar» (1).

Según mi encuesta personal, ese nombre provoca una publicidad por la contraria pues apela al espíritu de contradicción que tenemos los latinos en general y los hispanos en particular.

Si ellos mismos dicen «No te va a gustar», algo dentro de nosotros querrá preguntar:

— ¿Y quiénes son ustedes para decir qué habrá de gustarme? Pues para demostrarles que se equivocan, entonces compraré todas las grabaciones y no me perderé un solo concierto.

Eso es lo que aparentemente ocurre porque desde hace años gozan de un éxito fenomenal.

Sin embargo, la incapacidad de cualquier idioma para ser conciso hace que ese mismo nombre del conjunto musical también aluda a otro significado.

Efectivamente, el poder de sugestión que tienen algunas afirmaciones que nos llegan puede ser determinante, y si una madre se alarma porque la hijita es abrazada con especial ternura por un adulto, es probable que esa alarma se constituya en el núcleo de alguna dificultad futura.

Los niños suelen tolerar miles de situaciones que no entienden, les resbalan, las olvidan, hacen como que nunca ocurrieron, pero si una madre le grita a la niña como si la viera jugando al borde de un precipicio:

— ¡Ven para acá inmediatamente!—, aquel abrazo se convierte en algo que la madre decretó como «No te va a gustar» y efectivamente así suele ocurrir.

La niña, que no entiende qué pasó pero que por la reacción de la madre (maestro, sacerdote, médico, o quien fuere) intuye que fue algo gravísimo, podrá quedarse con la idea de que alguna vez quisieron violarla, cosa que muchas adultas afirman con total convicción.

(1) Este conjunto musical se denomina «No te va gustar» (NTVG), porque fonéticamente solemos no pronunciar la doble ‘a’.

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