martes, 2 de octubre de 2012





Mano iluminada con tres monedas.jpg

La fortuna de quien tenga muchas «gracias»

Opino que ocurrirían cambios importantes y positivos en una nación donde la moneda local comience a llamarse «gracia».

Como he mencionado en otras ocasiones, gran parte de nuestros problemas no podemos resolverlos porque estamos encaprichados en dos asuntos bien importantes:

1º) Creemos que todas las molestias son evitables, siendo que solo unas pocas lo son y todas las demás son inherentes a nuestra condición de seres vivos; y

2º) Para encontrar fórmulas que nos permitan la definitiva eliminación de las molestias, nos apegamos neciamente a la racionalidad, descartando prejuiciosamente las ideas menos lógicas aunque más creativas, heterodoxas, insólitas, alternativas, artísticas, místicas, filosóficas, lingüísticas.

Todo lo expuesto sólo tiene como finalidad abrirme camino para una propuesta que seguramente no será tratada ni en alguna reunión secreta del Fondo Monetario Internacional y mucho menos en la O.N.U.

En las monedas nacionales que nos resultan conocidas, nos encontramos con la más nueva, el Euro, que tan solo remite al continente Europa e indirectamente a la diosa fenicia Europa, que excitó tanto al dios más importante de los griegos, Zeus,  que la raptó para violarla. Triste historia la del Euro!

El dólar fonéticamente suena para los latinos como «dolor», lo cual tampoco es muy alentador para nuestra psiquis tan adicta a las metáforas. Para muchos, tener dólares podría sonar como tener dolores.

En muchos países nos encontramos con el «peso», lo cual tampoco es muy atractivo porque alude a algo pesado. Es la ingobernable Ley de la Gravedad la que indirectamente le da nombre a estas monedas (México, Chile, Argentina, Uruguay).

¿Qué ocurriría, me pregunto públicamente en este artículo, si algún país serio y respetable (no todos lo son), decidiera cambiarle el nombre a su moneda y llamarla «gracia»?

Les invito, como curiosidad, a pensar expresiones coloquiales que incluyan una moneda llamada «gracia».

(Este es el Artículo Nº 1.668)

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