Lo habitual es que nos enseñen a ser responsables y que, a partir de esa sugerencia que nos hace alguien con poder, reaccionemos favorablemente siendo responsables o reaccionemos negativamente siendo irresponsables.
Existe una tercera opción, que es la indiferencia. Cuando decimos que el consejo, enseñanza o recomendación «cayó en saco roto», estamos diciendo que no produjo ninguna reacción en el receptor.
Por como son adiestrados los animales, creo que la diferencia que tenemos con ellos es mínima.
Una diferencia importante es el aspecto ... pero también son muy diferentes entre sí un ratón y una jirafa.
Otra diferencia es el lenguaje, aunque los animales también se comunican eficientemente entre ellos.
Quizá la principal diferencia es que nos preocupa no ser confundidos con el resto de los animales, cosa que al resto de los animales parecería no preocuparles.
Los animales son adiestrados de la misma forma que ellos aprenden a vivir en su hábitat. Cuando algo les sale bien (consiguen alimento, refugio, juego), lo repiten automáticamente.
Los animales humanos también hacemos lo mismo. Cuando alguien con poder (nos alimenta, puede castigarnos, administra el dinero) nos enseña que debemos ser responsables, sabemos que una transgresión a esa enseñanza tiene una consecuencia.
Si la consecuencia es temible, seremos responsables; si es placentera, seremos irresponsables; si la sanción nos parece neutra, entonces la recomendación «caerá en saco roto».
Es posible afirmar que cada una de nuestras acciones está determinada por cómo estamos adiestrados, educados, predispuestos.
Así como ustedes y yo, no podemos ver objetos demasiado pequeños, tampoco puedo percibir que estoy condicionado para ponerme la corbata a rayas, para renunciar al trabajo esta misma tarde o llamar a un amigo después de mucho tiempo.
Lo que parece libre albedrío, es sólo incapacidad para detectar qué condiciona cada acción, por mínima que sea.
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viernes, 19 de noviembre de 2010
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