Desde el psicoanálisis es posible decir que si el
nuevo papa es argentino, lingüísticamente significa que «suena como la plata (¿dinero?)».
No puedo evitar suponer que un
ser humano en el que predomina el pensamiento mágico tiene severas dificultades
para vincularse con la realidad y que, por lo tanto, también tendrá
dificultades para ganarse el sustento.
Los niños no pueden encargarse
de las tareas que hacen los adultos precisamente porque en su cerebro predomina
el pensamiento mágico.
La humanidad parece
evolucionar como un ser humano: antiguamente, hace siglos, la mayoría tenía
creencias fantásticas, ilusorias,
místicas. Hoy en día eso ha cambiado un poco pero no demasiado.
De esta reflexión resultaría
que en nuestra evolución, promedialmente pensamos como niños de nueve o diez
años. Entre nosotros los hay que piensan de forma muy concreta y rigurosa pero
también los hay quienes siguen pensando que existen fuerzas mágicas, espíritus,
milagros.
Cada uno de nosotros creemos
que estamos funcionando bien, que ocupamos el grupo de los más evolucionados y
que nuestros criterios aumentan el promedio de maduración de toda la especie.
Este blog está destinado a mis
artículos que refieren a la pobreza patológica, es decir, aquella escasez
indeseada para quien la padece y de la que no puede salir porque su
funcionamiento psicológico se lo impide.
En general estoy alentado por
la hipótesis de que, lo que no pudo hacer la economía para eliminar este tipo
de pobreza, podría hacerlo el psicoanálisis que utilizo como teoría, punto de
vista, filosofía.
Corre el año 2013 y hace poco,
la religión más populosa de los hispanoparlantes, la Católica, tiene un nuevo
jefe y lo novedoso es que ahora «el papa es argentino» porque nació en Argentina.
Algo que un psicoanalista puede opinar es que la palabra «argentino»
significa «que suena como la plata (¿dinero?)» (1).
(Este es el Artículo Nº 1.836)
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