martes, 31 de agosto de 2010

Los dos significados de «humildad»

Hoy pensé la siguiente reflexión:

1) Algunas personas puede estar siendo muy influenciadas por el doble significado del vocablo humilde.

Efectivamente, cuando decimos que alguien es humilde, podemos estar queriendo decir dos cosas bastante diferentes:

a) Que es sumiso, obediente, dócil, manso, carente de engreimiento o vanidad; o

b) Que vive en la pobreza, modestamente, con escasos recursos materiales.

2) Ingresar en la cultura nos da trabajo, nos impone restricciones, hasta podría decirse que nos mortifica.

Quienes no pueden hacerlo, terminan comportándose de tal manera que la sociedad los juzga, condena y castiga.

En los institutos correccionales (prisión, penitenciaría, reformatorio, hospital psiquiátrico), es habitual que a los internados se los obligue a realizar tareas humillantes (1).

El objetivo manifiesto de este procedimiento reeducador, se basa en la creencia según la cual, los actos antisociales derivan de un exceso de arrogancia, egoísmo y narcisismo.

3) La prestigiosa institución mundial por todos conocida como Alcohólicos Anónimos posee un texto de referencia titulado Doce pasos y doce tradiciones.

Nada menos que el primer Paso dice: «Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. »

Esta no es otra cosa que una declaración de humildad.

Conclusión:

i) Nuestro idioma confunde docilidad con pobreza material. Los confunde porque resume en un mismo vocablo (humildad), ambos conceptos.

ii) Como consecuencia de esta confusión provocada por una ambivalencia lingüística, es razonable proponer que algunas personas prefieren soportar las carencias materiales en vez de moderar sus impulsos narcisistas.

Cuando digo «prefieren», quiero decir (basado en la premisa de que el libre albedrío es una mera ilusión), que «no pueden evitar» las carencias materiales porque tampoco «pueden evitar» ser arrogantes, orgullosos, vanidosos.

O sea, la cultura nos exige ser humildes. Los que no pueden lograrlo en su carácter, terminan siéndolo en lo económico.


(1) La humillación terapéutica

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