viernes, 31 de agosto de 2012

La costumbre de generalizar y la ignorancia




La ignorancia se expande como una epidemia entre quienes acostumbran «generalizar», pues suponen que los pocos conocimientos que poseen, son todos los conocimientos que pueden tener.

En un artículo anterior (1) les decía que me preocupa observar cómo a veces utilizamos la idea según la cual «cada parte representa al todo al cual pertenece», lo que en definitiva equivale a decir que cualquier molécula del universo, es como ese universo.

Dicho de otro modo, si pudiéramos analizar con suficiente profundidad cualquier molécula (de hierro, de zapallo, de un meteorito), estaríamos entendiendo todo el universo.

Por esta creencia es posible suponer que si aprendemos lo que haga falta, podremos saber absolutamente todo del estado actual del cuerpo entero de un ser humano, tan solo observando el iris (iridología o iriología) (3).

En el mencionado artículo comentaba sobre:

— la creencia en que cualquier parte de un todo da cuenta (informa, contiene, es idéntica) de ese todo al que pertenece la parte (pars pro toto); y también hacía mención a

— la metonimia, que es el formato lingüístico del pars pro toto.

Tenemos un tercer fenómeno, pariente de los dos mencionados. Me refiero a la acción de «generalizar» (2). Tomaré en cuenta la definición que dice: «Considerar y tratar de manera general cualquier punto o cuestión.»

Como vemos, esta acción consiste en ampliar lo particular, el dato concreto, la información sobre un detalle, al punto de convertirlo en la descripción de una totalidad. Por ejemplo: «Juan y Pedro son abogados. En esa familia todos lo son»; «Es la segunda vez que me dices una mentira: eres una persona falsa»; «Sentí el pinchazo de la vacuna. En ese lugar siempre provocan dolor».

La ignorancia se expande como una epidemia entre quienes acostumbran «generalizar», pues suponen que los pocos conocimientos que poseen, son todos los conocimientos que pueden tener.


   
(Este es el Artículo Nº 1.653)

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