En muchas familias existen normas de conducta tradicionales que
reafirman la clase socio-económica a la que pertenecen generación tras
generación.
Existen expresiones lingüísticas que tienen
especial relevancia en nuestra comprensión.
Los refranes (proverbios) son los más comunes
y abundantes. Lo que expresan parecen consejos,
recomendaciones, verdades provenientes de algún lugar mágico, confiable,
inapelable.
En las familias en las que se vinculan varias
generaciones (abuelos, nietos, hijos, padres, primos, cuñados), suele tejerse
una trama de certezas, afirmaciones, eslóganes, cuya veracidad no se cuestiona.
Los integrantes de esas familias parten del
supuesto que para ser aceptados, deben repetir como propias esas «verdades» y guiar sus actos por
ellas.
La riqueza
y la pobreza son hereditarias, pero no necesariamente por razones genéticas ni
por razones patrimoniales, sino también por razones culturales.
La
importancia que tienen esas frases parecen indisolublemente unidas a los
apellidos.
Una
definición simple, poderosa, incuestionable puede decir, por ejemplo: (Los
Pérez Rodríguez somos) «pobres pero honrados».
Si en una
familia existe esta definición como identificatoria del linaje, es casi seguro
que se sentirán orgullosos de ser pobres porque, al serlo, se sobreentenderá
que también son honrados.
¿Qué ocurre
en una familia con un «lema» identificatorio de este tipo?
—
Seguramente una mayoría de integrantes mantendría sus ingresos controlados para
nunca dejar de ser pobres;
— si alguno
de ellos tuviera un importante golpe de suerte y recibiera un gran ingreso,
algo tendrían que hacer para quitarlo del medio o el afortunado tendría que
egresar del grupo familiar;
— si una
persona rica quisiera entrar a ese grupo familiar, contaría con una fuerte
resistencia de los demás integrantes;
— si, luego
de cuidar que nadie deje de ser pobre, alguno de ellos cometiera algún acto que
pusiera en duda la «honradez de los Pérez Rodríguez», muy probablemente tendría
que ser expulsado por traidor.
(Este es el
Artículo Nº 1.622)
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1 comentario:
me resulto sumamente movilizador la manera como expreso esto por su claridad. lo comparto creo porq lo vivi y todavía lo vivo.me refiero a haberlo padecido. cambie de religión (mi familia no le lo perdona y yo page ese precio) a una en la q me era licito el éxito , el dinero , el placer sexual (en el matrimonio solam.) y ahora tengo "otra familia" a la q le debo fidelidad...jajaj. gracias por su articulo
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