martes, 4 de mayo de 2010

«Alcánzame el coso ese»

En otro artículo titulado La llave de nuestra casa les comentó que conocer nuestro idioma es una forma de sentirnos dueños del lugar donde vivimos.

Observe que las personas que tienen buenos ingresos saben expresarse eficazmente.

La explicación parece accesible: para ganar dinero necesitamos comunicarnos con otras personas y el lenguaje es la única manera de la que disponemos en nuestra especie.

En niveles muy superiores, las personas de mejores ingresos también llaman la atención por su capacidad para comunicarse con una gran audiencia por medio de la radiotelefonía, televisión, cine, teatro, conferencia.

Existe entonces una relación directa entre la destreza para usar nuestra capacidad de comunicarnos, el poder y los ingresos que podamos obtener.

A medida que ascendemos en la cantidad de poder, la competencia con otros se vuelve más intensa y se ponen en juego nuestras fortalezas física y psicológica.

Para acceder y conservar ese poder es necesaria una tarea continua para evitar que los competidores nos hagan perder ese preciado lugar.

Una de las maneras que los poderosos tienen para defenderse consiste en evitar que los ciudadanos logren un buen desempeño verbal, para lo cual se valen de dos estrategias complementarias:

1) Promocionan el estudio de otra lengua (está de moda el inglés), para que de esa manera los ciudadanos no logren hablar bien ninguna de las dos; y

2) Desestiman la incapacidad lingüística de los estudiantes, tolerando la pobreza verbal y las aberraciones ortográficas.

De más está decir que esta estrategia les viene dando buenos resultados.

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