martes, 4 de mayo de 2010

Ya sé por qué no me entiendes

En un artículo publicado recientemente (1) digo que todo lo que tenemos que hacer es producir (para alimentarnos y re-producir nos).

En otro publicado hace más tiempo (2) decía que aquellas personas que logran un buen desarrollo en los lenguajes verbal y matemático, acceden a las categorías socio-económicas que disfrutan de una mejor calidad de vida.

En otro artículo publicado hoy Nadie es mejor que mi perro sugiero la hipótesis según la cual el lenguaje es una función asociada al instinto sexual.

De hecho, si podemos suponer que lo que determina que un macho y una hembra se consideren como pertenecientes a la misma especie es que puedan ser complementarios en la reproducción, no estamos lejos de aceptar que la forma de comunicarse entre ellos es esencial.

En otras especies diferente a la nuestra, la atracción de los machos que producen las hembras cuando entran en celo, es una forma de comunicación (en este caso no acústica o gráfica, como la humana, sino olfativa).

En síntesis:

— Puesto que estar alineados con la naturaleza significa en última instancia producir para conservarnos como individuos y re- producirnos para conservarnos como especie;

— Si constatamos que un buen desarrollo lingüístico (lenguaje verbal y matemático) son determinantes para acceder a los mejores niveles de calidad de vida;

— Estamos reconociendo que estar alineados con la naturaleza (en última instancia con la realidad), es la condición más favorable para no padecer la pobreza patológica.

… y además:

1) La función lingüística podría estar asociada al instinto de conservación a través del instinto sexual;

2) Podríamos entender mejor el fenómeno humano si no estuviéramos tan apegados a la noción de que hombres y mujeres somos tan parecidos entre nosotros como un gato y una gata o un toro y una vaca.

(1) Menos orgasmos y menos salario

(2) Nuestros dos lenguajes

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