lunes, 3 de mayo de 2010

¿Qué libertad?

En el artículo reciéntemente publicado con el título ¿Ai que aser los deveres? comentaba que la libertad de pensamiento es muy relativa porque no es posible pensar fuera del idioma.

Las normas del lenguaje son bastante severas y no podemos armar una frase como nos plazca sino que debemos apegarnos a la gramática.

Más genéricamente, olvidándonos de las normas que impone el idioma que podamos usar, los humanos sólo podemos pensar como tales. No hay pensamientos inhumanos. Nuestra psiquis tiene su propia estructura y por más esfuerzo que se haga nunca se puede pensar, sentir o actuar de una forma especial. Estamos presos de nuestra condición humana.

Dadas estas consideraciones, yo no estaría tan seguro de que exista el libre albedrío. Más bien parece ser una consigna impuesta para hacernos creer que estamos mejor de lo que estamos y de paso tener un justificativo para que los transgresores a las normas de convivencia puedan ser responsabilizados, culpabilizados y castigados.

Pero hilando un poco más fino, cuando en un sistema democrático se dice que TODOS tienen derecho a expresar sus ideas, tampoco es muy cierto.

Muy pocos tienen acceso a los medios de difusión, muy pocos sabrían qué decir ante una cámara de televisión o un micrófoco, casi ninguno sería escuchado y tenido en cuenta por los eventuales receptores del mensaje. Por lo tanto, es cierto que puede existir una gran libertad de expresión, pero también es cierto que ese derecho no sirve prácticamente para nada.

Mi intención de demoler creencias infantiles y ruinosas (omnipotencia, autogobierno, libre albedrío) para que podamos contruir nuevas ideas personales ahora que somos adultos.

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