En algunos países se usa la expresión «los sin voz» para describir a quienes no tienen posibilidades de hacer oír sus opiniones, críticas y reclamos.
Hace pocos días publiqué un artículo titulado Cállate que estoy hablando donde comento con ustedes qué necesario es poder hablar y ser escuchados.
El poder que tienen algunas clases sociales (ricos, religiosos, militares, políticos, intelectuales, medios de comunicación) se manifiesta porque sus puntos de vista parecen ser los únicos válidos.
En otro artículo titulado Un negro zurdo y un blanco diestro les decía que el lenguaje incluye ideas prejuiciosas que pueden ser condenatorias.
Se llama Estado de responsabilidad patrimonial al listado de bienes y deudas que tiene una persona. La diferencia entre lo que tiene y lo que debe es su Capital.
Observen esto: La expresión responsabilidad patrimonial nos está indicando que el Capital que ahí se muestre determina cuanta autoridad (como un padre [patrimonial]) tiene alguien según sea su riqueza económica.
Esta condición patrimonial determina en qué medida esa persona será oída y por lo tanto cuánto podrán influir sus opiniones. En definitiva y tratando de ser categórico en esto, los de mayor capital actuarán como padres que determinan qué está bien y qué está mal.
Exagero otro poco: Manejarán el país como si fuera su propia casa.
Además, los parlamentarios también tienen derecho a hablar y cuando redactan las leyes no podrán evitar priorizar sus propios intereses.
Así queda determinada la condición actual: los pobres deberán obedecer a los ricos como los hijos deben obedecer a los padres. O sea que el subdesarrollo de las clases sociales menos favorecidas está determinada por los hechos y por el propio lenguaje que usamos a diario.
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lunes, 3 de mayo de 2010
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