martes, 4 de mayo de 2010

Hablar o ladrar

Para ganarnos el sustento, para conseguir los bienes materiales que nos permitan vivir satisfactoriamente, tenemos que interactuar con otras personas.

El ser humano solitario que se autoabastece es una ficción muy bien lograda por el escritor inglés Daniel Defoe (1660-1731) en su novela titulada Robinson Crusoe.

Esta ficción se convirtió en un clásico de la literatura porque describe el frustrado anhelo que todos tenemos de ser autosuficientes.

Para apegarnos a la realidad y hacer lo único que podemos hacer (vincularnos con otras personas, negociar, vender nuestro trabajo, nuestro arte, nuestro ingenio), necesitamos desarrollar habilidades que nos permitan la interacción con los demás.

Las personas que no lo logran quedan apartadas de nuestra especie, pasan a ocupar roles que se aproximan a los otros animales, los que en el mejor de los casos viven como mascotas y en el peor de los casos como esclavos.

Por lo tanto, para vivir dignamente necesitamos poder interactuar con los demás seres humanos.

Para ello precisamos desarrollar nuestras habilidades sociales, especialmente la capacidad para comunicarnos.

Esto requiere conocer el lenguaje (léxico, gramática, sintaxis, ortografía), expresarnos con claridad (en forma oral y escrita) y ser usuarios de los medios disponibles para esa comunicación (papel, teléfono, computador).

Repito: toda carencia en nuestra habilidad para comunicarnos, nos aleja de la gente y nos aproxima al estatus de los demás animales.

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